ESPACIOS - LÍNEA 3



Cada vez los públicos son más complejos, y existe menos contraposión entre legos y sabios, porque todo sabio es lego en casi todo, y todos somos público de casi todo. Frente a una historia de la ciencia marcada por el tiempo y las ideas eternas e inalterables, ha empezado a aceptarse la idea de que el saber tiene no sólo tiene una historia sino muchas, y que también ha tiene no sólo una localización sino muchas. 

La universalidad de las teorías, los hechos y las prácticas ha sido también minada desde el punto de vista de geográfico y espacial. Los lugares de producción y acumulación de conocimiento han recibido la atención de investigaciones tan variadas como los places of inquiry de Nick Jardine, los laboratorios de Bruno Latour, los places of production de Jan Golinski o las investigaciones sobre el control político de los espacios científicos de Crossland, Mario Biagioli o Paula Findlen.

Los historiadores y filósofos de la ciencia se han visto abocados una y otra vez hacia la palabra “público” en el contexto de sus investigaciones. Muchos textos, tenidos por emblemáticos, han explicado el experimento como una experiencia pública, o han tratado de la historia social de la verdad, o del lugar que ocuparon los gabinetes, los museos, las instituciones científicas, los centros de enseñanza o las demostraciones públicas en el contexto de las nuevas representaciones y prácticas experimentales. Por un lado la dimensión pública del conocimiento significa que tras un experimento, un hecho, un libro, una fórmula, hay siempre una comunidad, una estructura colectiva, una red de corresponsales, un grupo de colegas. La ciencia posee una naturaleza pública per se.

>
CREP - ESTUDIOS DE CIENCIA Y CULTURA
http://netcrep.NET/

No hay comentarios:

Publicar un comentario